Recupera tu capacidad de asombro

La frase del título y la imagen ya los usé en este enlace:

Cuatro impactos

En la que hablaba de cuatro experiencias recientes, por entonces, que me habían generado cierto impacto. Pero cada vez que retomo el concepto del asombro, hay un nexo en mi memoria con algunas de las vivencias que tuve de niño.

Tenía 14 años cuando me di cuenta que algo iba mal con mi vista. No le encontraba sentido a que los carteles de las tiendas se vieran tan mal a una distancia que, pensaba yo, deberían verse bien porque si no las personas no sabrían que ahí se podían comprar ciertos artículos. Para mí eran un borrón de colores y líneas indescifrables. Se lo conté a mi madre y me dijo: “necesitas gafas”. Y me llevó a una óptica.

A la semana fuimos a recogerlas. Al ponérmelas, obviamente, me sentí algo extraño porque, de pronto, todas las líneas de los objetos que miraba estaban más nítidas, más definidas. Y lo primero que hice al salir a la calle fue mirar el cartel de la tienda de animales que había casi al final de la calle. ¡Maravilla! Podía leerlo perfectamente.

Fueron los siguientes días de un descubrimiento continuo. La experiencia era muy parecida a haber estado viendo todo en blanco y negro y, de pronto, percibir los colores. En el parque era capaz de ver casi todas las hojas de los árboles, los detalles de las caras de la gente ya no tenía que intuirlos en la distancia.

Así, de a poco, me fui acostumbrando a esta nueva realidad. Una vez asumido y cuando ya dejé de asombrarme tanto, simplemente formaba parte de mí y casi olvidé el estado continuo de sorpresa.

Pasaron un par de meses y volvía de un viaje con mi padre. Íbamos en coche, él conducía y yo iba en el asiento del acompañante. Volvíamos de hacer un trabajo de topografía, solía ir con él como peón y me pagaba bien. Era de noche, cruzábamos un pequeño puerto de montaña y de pronto la vi. Descubrí la luna. Hasta entonces, como los carteles de las tiendas, para mí era un borrón blanco en el cielo. Había leído lo maravillosa que era, en literatura, en poesía, la sublimación del alma que provocaba en los enamorados… y no lo entendía. Claro que había visto alguna foto de la luna llena, pero no sabía que era así como había que verla.

Pero lo que descubrí era más maravilloso, porque no era sólo percibir sus detalles, la circunferencia, los pequeños trazos de los cráteres, sino también de algún modo darme cuenta que era esférica y, con ella (como necesaria para entender su existencia) el espacio donde habitaba. Porque si era esférica debía estar en un espacio abierto enorme, no como un manchurrón blanco en una cartulina negra.

El asombro se suele asociar con la niñez porque es una etapa de continuo descubrimiento y, quizás por esto, de adultos lo rechazamos de algún modo como infantil. De mayores entramos en una serie de rutinas vitales que nos alejan de este sentimiento. He leído algunos textos que aconsejan qué hacer para recuperarlo, pero a mí lo que mejor me funciona es salir a hacer cosas… o aprender.

Ese mismo año una noticia me llegó de modo insulso: habían asesinado a John Lennon. Digo insulso porque ya habían dejado de sorprenderme ese tipo de noticias, acostumbrado a lo repetitivas que eran. Pero me generó cierta curiosidad el nombre del difunto. Pregunté a conocidos y todos se sorprendieron que no supiera quienes eran los Beatles. Para mí se abrió una etapa de asombro casi a diario con cada canción que escuchaba. Desde entonces el mundo me pareció aún más hermoso.

Recupera tu capacidad de asombro
Recupera tu capacidad de asombro

3 comentarios

  1. Has parado de repente mi vida, el darme cuenta la velocidad con la que pasan los momentos, en las que nada es imperceptible, todo es borroso, y ni tan siquiera te preocupas de la necesidad de gafas, o la necesidad de tomar aliento. Y si, en esa frenada que nos muestras, es donde esta lo bello, tras lo insulso, o lo repetitivo hay un instante mágico. Gracias por recordarme lo especial que es asombrarse.

  2. Qué lindo es conservar la capacidad de asombro. Creo que el asombro nace cuando dejamos de dar todo por sentado, cuando permitimos que lo inesperado nos alcance. Si ese cambio inesperado resulta positivo, es ahí donde el asombro florece.
    La capacidad de asombrarse es un regalo que nos conecta con la pureza de la vida. Es como un recordatorio de que siempre hay algo nuevo, bello o impresionante esperando a ser descubierto, incluso en lo cotidiano. Espero que el próximo 2025 te llene de cosas inesperadas y nuevos descubrimientos que te despierten asombro, y alegria. Agradezco tu compañía y tus correos que llegan para contar cosas bonitas. Feliz Año para vos y los tuyos!

  3. Definitivamente Dios nos ha dotado de maravillas, solo con esta capacidad podemos ser felices y generar tanta energía positiva para continuar cada día los retos nuevos. gracias por recordarlo y valorarlo.

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