Cynthia Gómez Roldán
Hoy he estado viendo las noticias y decían cosas como…. 400 millones de toneladas de plástico procedente del petróleo tirado por todo el mundo, ríos, tierra, océanos…. Hace tiempo que se nos intenta educar en el reciclaje, pero uno no se da cuenta bien de los problemas que conlleva el no hacerlo, hasta que le sucede algo de cerca y de repente despierta. Mi historia no es muy impactante, pero a mí me hizo cambiar la forma de ver el planeta y la forma de educar a mis hijos:
«Un día cualquiera, fui a hacer la compra como cada semana a la pescadería habitual, pedí como en otras ocasiones palometa, boquerones y una cola de bonito del norte, era la época. Sabía que la palometa podía tener el famoso anisakis y los boquerones también, pero lo que no imaginaba que un bonito del norte pudiese estar lleno de este bichejo. La compra, evidentemente, me salió cara puesto que tuve que tirarlo todo. Desde entonces mi forma de ver el planeta cambió.»
Me di cuenta de que no estaba concienciada de lo que es el calentamiento global y tampoco de los residuos que expulsamos por las tuberías. Nunca había pensado que mi lavavajillas podía contaminar las aguas de los mares y ríos, que incluso el champú con el que me ducho a diario podía hacerlo. Más aún que puede volverse en mi contra, es decir, que todo esto que he estado expulsando puedo volver a bebérmelo, en cantidades menores claro, pero al fin y al cabo me puede producir alguna enfermedad.
Empiezo a tomar conciencia de todo esto y reciclo de manera más exhaustiva, y me fijo en la cantidad de bolsas que pagamos al hacer la compra, los juguetes de los niños y una infinidad de artículos diarios. Continuamente oigo y leo noticias al respecto, una ballena con el estómago lleno de plástico, tortugas que no pueden llegar al mar por la cantidad de plástico que tienen de obstáculo o simplemente no poder desovar, ríos y mares repletos como decían hoy las noticias.
Sigo pensando que es un problema para mi salud y la de los míos, y que no vale sólo con reciclar, sino que debo hacer algo más, así que mi decisión es rotunda. A partir de ahora, utilizo detergentes naturales con envases biodegradables, productos ecológicos para todo mi hogar y en mi alimentación y la decisión más costosa, la de dejar de beber agua embotellada en plástico para utilizar un sistema de tratamiento de agua eficaz que elimine todas las bacterias que hacen que enfermemos.
Realmente es un reto de gran envergadura.
Hoy mismo en la prensa:
La OCU halla microplásticos en el 68% de alimentos marinos analizados
http://www.publico.es/sociedad/ocu-halla-microplasticos-68-alimentos-marinos-analizados.html