Miguel Carrero
Lo estático
En esta anterior entrada CREANDO EL FUTURO hablábamos de algunos expertos que mencionaban los cambios que vamos a tener en las próximas décadas.
También en esta otra entrada ¿CÓMO TRABAJAREMOS EN EL FUTURO? ¿CÓMO QUIERES TRABAJAR?, además de comentar el cambio que está ocurriendo con el concepto del trabajo y de otros vaticinios sobre lo que va a ocurrir, hacíamos referencia a la Tecnología de las Ideas, desarrollado por Barry Schwartz en su libro ¿Por qué trabajamos?. Básicamente se refería a que éramos capaces de dejarnos influenciar por las ideas y a partir de ellas definir el mundo, tal como ha pasado multitud de veces a lo largo de la historia.
En base a ello se han llegado a diseñar sociedades con el visto bueno de los individuos que las formamos, incluso siendo el resultado perjudicial para la mayoría.
Partiendo de esta premisa tengo la sensación de que el discurso de los expertos, sea o no conscientemente, termina dando pautas de actuación para el desarrollo social. Los que tienen la capacidad de esa influencia asumen esas ideas y trabajan por implantarlas. Pero no tienen por qué partir de un consenso social ni de las garantías suficientes de que el mundo resultante será satisfactorio a nivel general.
Creo que entonces sería bueno que, como interesados directos en la forma que tenga el futuro, revisáramos esas ideas que se barajan como vaticinios y, mediante acción directa, trabajáramos para que se desarrollasen las más beneficiosas.
Lo dinámico
En la web tenemos un apartado en el que hacemos mención a las tendencias hacia las que nos movemos destacando el discurso de Mark Stevenson, periodista, escritor y experto en tendencias (recomiendo ver el vídeo). Sostiene básicamente estos puntos como líneas principales no ya como futuros posibles sino como herramientas para hacerlo:
– Cuanto más conectados más rápidamente circulan las ideas.
Si una buena idea surge en cualquier punto del planeta, rápidamente puede ponerse en práctica en cualquier sitio
– La revolución tecnológica genera una democratización masiva de los medios de producción, de tal modo que ya no cambia no sólo el cómo se hace sino el quien lo hace; cada vez más será posible que cada cual produzca lo que necesite.
Esto nos lleva a que, según pasen los años, cada vez serán menos necesarios los grandes centros productivos. Seremos capaces de que el consumidor fabrique lo que necesite consumir, con todo el cambio en la economía que esto acarrea.
– Pasamos de imaginar a querer hacer cosas.
Ya que el desarrollo tecnológico nos abre la posibilidad de materializar esas ideas, podremos de una forma más sencilla ponernos a hacer y así desarrollarnos, en vez de tener que esperar a que lo que imaginemos sea materializable.
– El cambio abre multitud de posibilidades para el futuro y de ello somos responsables la sociedad, tenemos que reinventarlo y para ello ya no valen las reglas de la sociedad industrial porque sólo sirven para mantener ese sistema.
Y he aquí, considero, el origen del problema de la falta de empatía en el discurso de otros ideólogos, que hablan desde un punto dado, desde una forma de entender el mundo. Obviamente, si partimos de la realidad que es hoy el trabajo, una visión de una automatización cuasi plena atemoriza a muchos. Y si hoy entendemos el dinero como único factor de remuneración y de medio de transacción entonces es lógico que diseñemos el futuro de las ONGs en cuanto al dinero que podamos derivar hacia ellas porque estamos valorando su labor en cuanto a las medidas mercantilistas actuales.
Y tenemos que entender que el estado de las cosas actual, en su día fueron ideas que, buenas o malas, se pusieron en práctica y se materializaron. Pero no quiere decir que sean las únicas posibles. Y más hoy en día cuando lo que nos ofrece un cambio continuo es que muchas cosas que no se ven como posibles pasen a serlo.
Sólo hay que probarlas.
Como Epílogo
Douglas Rushkoff, escritor, columnista y profesor de cultura virtual, fue invitado a una conferencia que en un principio le hicieron creer que la audiencia iba a ser cien banqueros de inversión y terminó siendo una mesa redonda con cinco personas millonarias dedicados a los “hedge funds”. En un primer momento mostraban interés por cosas concretas, pero todo era un rodeo hacia lo que realmente querían preguntar. ¿Qué región del planeta sería la menos afectada por el cambio climático?. O ¿Cómo conseguir imponer su autoridad a su guardia de seguridad después del “acontecimiento”?… El acontecimiento… eufemismo para referirse al fin del mundo… Es decir, cinco personas del grupo de las más influyentes del planeta ya tienen diseñado en sus mentes el futuro y para él actúan… ¿Es lo que queremos?.
Al final acabamos como mi abuelo que sabía hacer de todo y era casi autosuficiente. Un hombre del renacimiento…..coño, si esto ya estaba inventado. Volvamos al pueblo
Sin lugar a dudas, habrá que cambiar la forma de vida que llevamos. Nos hemos metido en un mundo un tanto estresante y deshumanizado.