Por Laura González Alba
Verduras, hortalizas, frutas, legumbres y cereales, podría decirse que sabemos hasta las cantidades y proporciones que debemos tomar de cada uno de estos…pero ¿por qué a pesar de tenerlo tan claro no lo hacemos?
Sabemos cuáles son los alimentos que nos benefician y, sin embargo, en la mayoría de los hogares no falta una bolsa de patatas, una tarrina de helado, una pizza congelada… ¿por qué?
Pues porque cuando entramos en el supermercado no estamos solos. Nos acompañan la publicidad, el desayuno de moda, la ansiedad después de discutir con el jefe, las prisas porque tienes invitados a cenar… Pues bien, ha llegado el momento de ir a hacer la compra sólo, o acompañado, pero de quien tú elijas.
La clave está en planificar. Teniendo claro qué debemos comer, fallamos en que no nos planificamos. No se trata de elaborar meticulosamente los menús, sino de saber qué quiero comprar y para qué me va a servir. Es decir, entrar en el supermercado llevando tú el carro de la compra y no siendo arrastrado por este.
Esta podría ser una hoja de ruta cuando te enfrentes a la “planificación” o compra consciente:
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Compra en un mercado local tradicional.
Vale, está cerrado cuando terminas de trabajar, entonces…
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Si compras en un supermercado… recuerda que no es un Ikea, no hace falta que recorras cada pasillo… dirígete hacia los productos frescos.
Vale, la comida fresca se te estropea porque no tienes tiempo, ni ganas, ni ideas de cocinar…
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Si tienes que recurrir a productos que tengan cierto grado de elaboración recuerda, elige aquellos que mayor valor nutricional sabes que tienen y que, aun en su envase, sigan pareciéndose a lo que venderían en el mercado o saldría de la planta.…
Si, a pesar de este mapa te has desorientado y estás en uno de los llamados “pasillos prohibidos”, recuerda que todo lo que lleves a casa acabará entrando tarde o temprano en tu organismo. Y por mucho que diga la TV, no existen galletas sanas, salvo las que salgan de tu horno.
Nuestro cuerpo, es el sitio en el que siempre viviremos y, sin embargo, cuando se trata de tomar decisiones sobre el mismo (que, por cierto, ocurre cada día) no hacemos más que ponernos excusas. Elegimos minuciosamente la zona en la que vivimos, el barrio, el piso y hasta nuestros vecinos…pero esto no tiene sentido sin un organismo sano que nos permita disfrutarlo. Entonces propongo dedicar un poquito del esfuerzo que empleamos en otras áreas de nuestra vida en pensar en nuestra salud y, más en concreto, en nuestra alimentación.
Me permito un símil, cuidarse es como habituarse a vivir en un barrio, al principio hay que adaptarse al cambio, pero una vez que estas adaptado lo haces parte de ti. Pues la alimentación saludable funciona exactamente igual.
Así que dejémonos de excusas y empecemos a considerar que una compra consciente no es tan difícil….
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Los mercados están abiertos viernes por la tarde y los sábados por la mañana, la compra puede ser una estupenda actividad para compartir con tus hijos o amigos…
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Hacer unas lentejas estofadas con verduras lleva el mismo tiempo que meter una pizza en el horno…claro, no es tan cómodo, pero más incomodas son las insuficiencias digestivas que provoca una alimentación con un exceso de procesados.
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Presta atención a las etiquetas. Una lista de ingredientes con más de tres componentes que tu abuela no identificaría es mejor que no se dejen caer por tu carrito de la compra (…próximamente artículo sobre el etiquetado…)
La vida mola y el “de algo hay que morir” no me lo creo, así que dejemos de excusas.
Cuanta razón tienes. Hacer una compra saludable, más si tienes hijos, en ocasiones se hace misión imposible. Yo que tengo un par de truquillos que me facilitan la labor y que me evitan quebraderos de cabeza no puedo evitar que se cuele alguna comida indebida. Desde hace años tengo mi recetario propio, esas recetas que me funcionan y nos gustan, un plan semanal de comidas y procuro tener una despensa de alimentos naturales para evitar caer en las cenas rápidas, pero aún así con los chicos algún día de la semana sucumbimos a la pizza.
Has dado en la clave! No improvisar cuando te metes en un supermercado, o acabarás yendo por el mal camino… Es una pena que los mercados de barrio estén muriendo, ahi no tienes pasillos y pasillos de alimentos super procesados y con 90 gramos de azucar por cada 100 de producto. Deseando ver el siguiente artículo sobre el etiquetado.
Muy bueno el artículo. Realmente estamos siempre con las excusas, yo el primero :/ Al final el tiempo, el dinero, la comodidad siempre acaba tirando más fuerte. Nosotros tenemos que ser más fuertes contra nosotros mismos.