Albert-László Barabási es un experto en redes complejas. En el libro “La fórmula” trata las razones científicas de por qué las personas fracasan o triunfan.
El libro, avisa el autor al inicio, trata sobre el éxito exterior tal cual la sociedad lo percibe. No trata sobre la sensación de éxito interior que podemos tener cada uno. Y este éxito no depende de uno sino de “nosotros”.
Lo que hacemos y cómo se percibe
Primero de todo se refiere a la actuación, a lo que hacemos. No hay camino al éxito que no empiece con algo que hacemos. Pero no siempre lo que hacemos es medible. Entonces entra en juego las redes sociales, entendidas como nuestros vínculos con grupos de personas, causas y centros claves dentro o fuera del ámbito de la comunidad donde desarrollamos nuestra actuación. Aunque, eso sí, sin una actuación de calidad no es posible potenciar nuestra influencia en las redes sociales.
Pero nuestra actuación, la repercusión de esta, puede ser limitada. Como el caso de distintos científicos que en el campo de la ciencia tuvieron un impacto comparable. Pero fuera del campo de la ciencia, unos tienen más reconocimiento que otros. Como puede ser, por ejemplo, si comparamos la figura de Planck con la de Einstein: para la ciencia pueden ser igual de importantes pero la figura de Einstein es mucho más conocida en cualquier ámbito. La actuación puede ser limitada, pero el éxito puede ser ilimitado.
En cuanto al trabajo en equipo, aunque reconoce que este necesita de diversidad y equilibrio, uno de sus miembros recibe los créditos por los logros del grupo. Puede tener cierto componente negativo, pero hablamos de cómo funciona el mundo y sabemos que muchas veces no es justo.
La edad no importa
Aunque tenemos una de cal y otra de arena, “la persistencia vence a la resistencia”. Y sin importar la edad que tengamos.
En todos los casos en que ha habido una actuación notable, ésta siempre aparece después de un trabajo continuado en el tiempo. Y aunque se crea que con la edad se pierde la capacidad de triunfar, las investigaciones lo que muestran es que se ha dejado de poner el mismo nivel de trabajo
Después de un período de lucha continuada y logros, muchas personas cambian sus prioridades y enfocan en otros campos de actuación. Y es este el motivo por el que se deja de tener éxito y no la edad.
El factor Q
La capacidad de materializar una idea, no sólo tener la idea en si sino desarrollarla. Se le denomina factor Q y es fijo, se mantiene igual a lo largo de toda la vida.
En los casos analizados, incluso cuando se tiene un alto factor Q, si la idea a materializar no es suficientemente buena o se actúa mal entonces puede fracasar el proceso. Al final una carrera exitosa es cuestión de una serie de fracasos y de unos pocos, pero contundentes, triunfos.
También puede darse la circunstancia que aun teniendo un factor Q muy bajo, lo que se nos requiera es intentarlo más veces que los que tienen el factor Q más alto en el mismo campo de actuación. Aquí entra en juego entonces nuestra capacidad de soportar los fracasos suficientes, que pueden alargarse más de lo que creemos. Y probablemente, aunque no guste oírlo (ni decirlo) lo mejor sea abandonar ese campo de actuación y buscar otro en el que si tengamos un factor Q alto.
Pero considero que hay otra solución que es crear un equipo de trabajo. Allá donde uno no tiene un factor Q elevado puede que otro lo tenga y se pueda cooperar en el desarrollo de la idea. La habilidad entonces es transformar el proyecto en un trabajo en equipo o colaborativo.
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