Observando las sociedades occidentales desde el inicio de la revolución industrial, ha habido una búsqueda permanente de mejora de la calidad de vida. Así tenemos una primera etapa durante el siglo XIX en el que principalmente se perseguía que la vida no fuera una carrera de supervivencia. La falta de recursos básicos mínimos era lo común entre las grandes masas de trabajadores.
Pasamos al siglo XX y esa búsqueda de mejorar la calidad de vida continúa. Ya no se pide solamente un mínimo vital sino poder tener una vida que merezca la pena vivirse. Este sentimiento se me quedó grabado con la canción de la película Pride “Bread and Roses”. La letra está inspirada en un poema de 1911 de James Oppenheim para celebrar el movimiento por los derechos de la mujer.
En ese contexto histórico se desarrolló la revolución rusa. Pero en gran parte de occidente la presión por mejorar las condiciones de vida llevó a la aplicación de políticas profundamente sociales durante varias décadas.
El proceso no terminó ahí y la búsqueda de mejores condiciones de vida llevó a dar un paso más allá. Se quería un cambio de costumbres sociales y se rebelaron contra la conformidad impuesta por el consumismo. Así nos encontramos con el movimiento estudiantil de 1968 o el movimiento hippie, entre otros.
Sin embargo, al contrario que el proceso que hubo hasta ese momento, se tomaron una serie de acciones que han ido lastrando nuestra calidad de vida. Por un lado la política derivó hacia una ideológica neoliberal, lo que produjo un aumento de las desigualdades, que ha colocado al mundo en una situación muy parecida a las primeras décadas del siglo XX. Por otro lado, la industria encontró la manera de aprovechar la situación.
Adam Curtis, documentalista británico y escritor, nos lo muestra en su documental “El siglo del individualismo”. La industria se especializó en identificar qué valores nos hacen sentir únicos y libres. Generaron productos con los que, comprándolos, nos creíamos que adquiríamos esa identidad. Esto supuso un cambio profundo en los sistemas de producción, pasando de un consumo de masas al producto «individualizado».
Entonces nos encontramos aquí, ahora. El daño ambiental del planeta es extremo y eso pone en grave riesgo el resto de necesidades que tenemos como seres vivos, tales como alimento, agua, refugio… todos ellos amenazado en mayor o menor medida:
- La calidad de la comida se deteriora: el cultivo intensivo y el uso de pesticidas está llevando al agotamiento del suelo.
- Las fuentes de agua potable cada vez son más escasas por contaminación y por el debilitamiento de los ciclos hídricos. Esto se produce por la falta de bosques y por la subida de las temperaturas
- Un planeta cada vez más caliente se irá transformando en un sitio poco agradable para vivir.
- …
En el escenario de la ciudad, acompañando la transformación de estas en el futuro para asegurarnos los recursos necesarios, Eric Sanderson nos ofrece en el epílogo de su conferencia TED una visión de cómo Nueva York se vería transformada aplicando las prioridades correctas.
Se puede valorar esta situación como de catástrofe. Prefiero evaluarlo como un punto de partida para llevar a cabo todo lo necesario para ponerle solución. Así no sólo podremos proteger los recursos que necesitamos sino que llenaremos nuestra vida de significado.
Un solo palo no hace montaña, de ahí la importancia de que cada persona esté dispuesta a colaborar para tener un mundo mejor y del papel de los gobiernos de promover una formación con valores y de respeto al prójimo
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