Una ceremonia que se realiza en el grupo scout de Pinto es cuando el educando termina su etapa como tal. Ahí se acaba ese camino para él y ha de elegir entre irse del grupo o seguir en una nueva etapa ya como monitor. Se le entrega un colgante sencillo de una horquilla de madera, que simboliza una bifurcación de caminos.
Además, se lee el poema de Robert Frost El camino no tomado. En concreto se hace hincapié en estos versos
Dos caminos se separaban en un bosque, y yo
Yo cogí el menos transitado,
Y eso ha hecho toda la diferencia.
En un principio es una simbología del momento en el que la persona se encuentra, en el de tomar la decisión de seguir o no en el grupo, cambiando su rol en el mismo. Pero hay una metáfora más profunda en ello.
La vida es una secuencia de circunstancias que nos enfrentan a la toma de decisiones continuamente. Y con cada una de ellas hacemos camino. Y a lo que invitan los versos de antes es a escoger la decisión más difícil, el camino menos transitado.
No significa ir en búsqueda del sufrimiento, sería absurdo. Se trata de que, por evitar el esfuerzo, no cojamos el camino fácil. Quiero evitar una valoración moral del comportamiento en búsqueda del camino del menor esfuerzo, la capacidad de elegir es soberana del individuo. Pero enfrentar dificultades desarrolla nuestras habilidades y querer obtener de uno mismo lo mejor para si y para su comunidad supone un posicionamiento moral.
Tampoco se trata de tener en todo momento esa actitud. Nuestras fuerzas son finitas, la voluntad se termina y tenemos que seguir viviendo. Pero en circunstancias normales es preferible la elección del camino menos transitado porque el impacto en nuestras vidas y, quizás, en las vidas de las personas de nuestro entorno seguramente será positivo.
Entonces la metáfora trasciende de la elección del momento, si seguir o no en el grupo, a una invitación para un estilo de vida constructivo y enriquecedor.
Le daba vueltas a esto cuando un rayito de memoria me llevó a recordar el libro Reiníciate de Antonio Fornés. En un pasaje comenta que los relatos del ciclo artúrico manejan continuamente esta idea.
El caballero sale buscando aventuras como nosotros andamos a la espera de que algo que venga de fuera transforme nuestra vida. Pero nada llega si no se decide y después se actúa. Por ello, el caballero andante se enfrentaba a la elección de dos caminos y, con ello, la primera prueba de su valía. Escoger el camino fácil resultaba para el caballero encaminarse a la perdición, pues nunca podría probar su valor. Escoger el camino abrupto llevaba a la superación de las pruebas que iban apareciendo y, así, lograr el éxito.
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