Hubo un tiempo en que la expresión “hombre renacentista” me resultaba ostentosa. La oí decir de personas que tenían conocimientos en diversas materias, además de habilidades como, por ejemplo, que tocasen un instrumento musical. Ostentoso o no, me llamaba la atención poder hacer uso de esas capacidades.
He buscado que concepto se maneja hoy sobre ello y en general hace referencia, grosso modo, a saber mucho de muchas cosas. Un ejemplo está en el Compact Oxford English Dictionary que lo de fine como una persona con una amplia gama de talentos e intereses.
En su libro Breve Historia del Saber, Charles Van Doren trata este tema del hombre renacentista. Y hace algunas observaciones que pone en duda estas ideas.
En el renacimiento no existió esta figura idealizada. Tanto entonces como hoy no es realista pensar que se puede abarcar mucho conocimiento. La gran diferencia de ahora con antaño son las prioridades. Antes se estudiaban otras disciplinas, pero la complejidad y extensión de las mismas pueden ser comparables con las de ahora.
Sin embargo, el concepto de hombre renacentista sostiene Van Doren que viene de más atrás en el tiempo, llegando hasta Aristóteles. Éste, en su obra “Sobre las partes de los animales” (pongo el texto debajo del todo), distingue entre dos tipos de competencia: tener conocimiento científico y tener nociones básicas de una materia.
El conocimiento científico sería el que posee un especialista sobre esa materia. Es lo que hoy vemos en un científico prominente, que es un experto en su campo.
Las nociones básicas sería conocer el método de la materia en cuestión. No supone conocer todo lo que ese campo de conocimiento ofrece, sino que, al conocer el método de ese campo es capaz de ser crítico del conocimiento que engloba. Así se puede distinguir lo que tiene sentido y lo que es absurdo. Y el hombre renacentista sería aquel capaz de conocer los métodos de cualquier materia. ¿Sabría todo de todo? No, pero sería capaz de distinguir el grano de la paja.
El ejemplo más manido lo tenemos en el método científico: Observación. Plantear una hipótesis. Experimentar. Analizar los resultados. Llegar a unas conclusiones. Que se pueda replicar y revisar.
Otros campos, como la historia, tiene su propio método (que en el fondo es un proceso semejante): Formulación de una pregunta. Recopilación de fuentes. Crítica de esas fuentes. Interpretación. Narración documentada. Revisión crítica.
Van Doren critica que el ideal educativo en un conjunto de materias se ha ido perdiendo y hoy en día se prefiere la especialización (aunque también ha llevado a grandes avances en muchos campos). De tal modo que cada vez sabemos más de algo pero menos de todo.
Oigo a menudo la crítica de que la educación actual no prepara al individuo para la realidad y que sus métodos son anticuados. Pero al entender la intención de la educación pienso que tal vez el problema sea la realidad, el mundo en el que vivimos, enfocado en el terreno educativo a la preparación del individuo hacia la productividad mercantil. Quizás no haya que cambiar la educación sino la realidad.
La estructura de una civilización hay que construirla, no es algo que aparezca sin intervención de la razón y un esfuerzo en su desarrollo.
Toda ciencia sistemática, tanto las más humildes como las más nobles, parece admitir dos tipos diferentes de competencia: uno que podemos llamar propiamente conocimiento científico de la materia, mientras que el otro es una especie de conjunto de nociones básicas del tema. Un hombre educado debería ser capaz de formarse un juicio inmediato y correcto sobre lo bueno o malo del método empleado por un profesor en su exposición. Ser un hombre educado quiere decir, de hecho, ser capaz de hacer precisamente eso; tanto es así que afirmamos que un hombre tiene una educación universal en virtud de si posee o no esta habilidad. Debe, por supuesto, entenderse que sólo atribuiremos una educación universal a quien individualmente pueda ejercer esta capacidad crítica en todas o casi todas las ramas del conocimiento, y no a alguien que meramente posea una capacidad similar en alguna materia concreta. Pues es posible que un hombre posea esta competencia en alguna rama del conocimiento sin poseerla en todas.
Aristóteles, Sobre las partes de los animales.
