Son las 9:00 y acabo de abrir el correo. Me siento paralizado porque vuelvo a la faena después de una semana de vacaciones y me voy a encontrar el buzón lleno. Además de tener que retomar las tareas dejadas a medias. Es de esas circunstancias que no se sabe por dónde empezar y todo lo pendiente abruma.
No hay otra, abro el primer email. Y para atenderlo tengo que concentrarme y ponerme manos a la obra. Pero sigo bloqueado, cierro ese email y abro el siguiente… Y si me dejo llevar puedo estar así toda la mañana, sin llegar a nada, dándole vueltas al embrollo.
¿Solución? Seguro que, tras mucha experiencia, todos somos expertos en ello. Cada uno tendrá su método. Yo, por ejemplo, me propongo abrir desde el primer email hasta el último pendiente atendiendo todas las peticiones, una a una. Después de dos horas, como media, he avanzado muchísimo y casi puedo decir que me he reincorporado, al menos emocionalmente. ¿Qué ha ocurrido? Que he ido gestionando cada caso como una pequeña batalla, que finalizarla con una victoria me ha dado ánimos a seguir y coger la siguiente. Que seguro que produce también rechazo, pero sobre el cimiento de la primera victoria es más fácil ir construyendo.
En el libro “Cambia el Chip”, de Chip y Dan Heath, describen esta técnica, con sus matices, como Pequeñas Victorias. El análisis lo tenemos en el artículo Small Wins: Redefining the Scale of Social Problems, del psicólogo Karl E. Weick. Lo que se consigue con ellas es:
- Reducir la importancia de toda la tarea. Cada paso resuelto deja la sensación de que no era para tanto.
- Reduce la demanda de esfuerzo. Cada paso es todo lo que hay que hacer en ese momento
- Aumenta el nivel de capacidad percibido. Un paso, este paso, le he dado, he podido. Seguro que puedo con el siguiente.
Lo que nos coloca en la senda de la acción con la actitud correcta para poder afrontar todo lo que tenemos por delante.
Las Pequeñas Victorias han de tener dos características:
- Han de ser significativas. Un problema, aunque sea pequeño, si se resuelve es lo suficientemente importante para nuestro ánimo.
- Han de estar dentro de nuestro alcance inmediato. Probablemente tengamos que seleccionar en primer lugar aquellas tareas que sabemos que podemos solventar en ese momento.
Y si falla una de las características, tenemos que elegir la segunda. Porque nos garantiza la realización.
Debemos tener en mente que esta técnica de las Pequeñas Victorias está encuadrada en el logro de objetivos. Puede ayudarnos para aliviar una situación de atasco, tal como lo he descrito en mi situación. Pero donde más se percibe su eficacia es en la realización de la planificación de grandes objetivos. Como los que enfrentarlos tal cual nos atoran, pero paso a paso se pueden abordar más fácilmente. Se trata de ponernos en marcha de una vez y coger ritmo.
Otro caso semejante es cuando tenemos que afrontar situaciones financieras difíciles en las que tenemos varias deudas pendientes. Afrontarlas todas juntas nos bloquea y nos deja en una situación anímica por los suelos. La mejor solución es afrontar primero la deuda más pequeña. Acabar con ella nos coloca en una mejor posición psicológica. No se trata de quitarnos primero la que mayor tipo de interés tiene, por ejemplo. Se trata de quitarnos primero la que sea más fácil hacerlo para, así, tacharla de la lista y quitarlas del radar.
Te animo a que planifiques a lo grande. Y que después desmenuces el pan en miguitas, como en un cuento de hadas, marcando el camino.