El debate social del emprendimiento

Hace unos días estuve viendo parte del programa de La Sexta Xplica que trataba el tema de la desigualdad. El planteamiento fue confrontar las opiniones de los “explicadores” con un grupo de emprendedores y, como tercer foco, un conjunto de ciudadanos afectados, en mayor o menor medida. Lo que considero que no tiene sentido es que se confronten cuestiones sociales como la desigualdad con cuestiones personales como desarrollar un emprendimiento empresarial.

¿Es una falta de actitud emprendedora un motivo de la situación económica? ¿O es la actitud emprendedora una consecuencia de esa situación? ¿Hay otros aspectos sociales, además de la economía, que impacten en el emprendimiento?

La desigualdad ya la hemos tratado en otra ocasión en el blog en esta entrada

Meritocracia bien entendida

Aunque cabe recordar aquí el concepto de meritocracia que, como tantos otros, se ve muy afectado por interpretaciones ideológicas. Porque la definición del término, según la RAE, es “Sistema de gobierno en que los puestos de responsabilidad se adjudican en función de los méritos personales”. Pero el concepto que realmente percibimos es que lo justo es que cada uno reciba en función de sus méritos. Es decir, según tus esfuerzos así tiene que ser tu posición social, a nivel de influencia y situación económica básicamente. Y todos, en general, entendemos este concepto como un pilar de la justicia social.

Sin entrar a valorar en este texto la medida real de las desigualdades generadas, que ya lo hicimos en esta entrada del blog

El extremismo en el debate

Tenemos que entender la desigualdad como una cuestión social de unas dimensiones que, desde el Foro Económico Mundial, tratan con cifras muy concretas, como las enormes pérdidas que genera.

En el enlace se menciona un aspecto de la meritocracia que se pasa por alto muchas veces: no es solamente de qué podamos recibir por nuestros esfuerzos, sino que, además, para completar el concepto de justicia que encierra, tenemos que partir de que todo el mundo debe tener las mismas oportunidades de éxito. Y es justo este aspecto donde la meritocracia hace aguas.

Esa capacidad de tener éxito tiene una forma de medirse, de lo que también se habla en el enlace anterior del Foro Económico Mundial, que es el Índice de Movilidad Social. Básicamente mide la posibilidad de cualquier ciudadano de poder cambiar de clase social en la sociedad en la que vive.

En este vídeo, Richard Wilkinson, epidemiólogo social, habla de ello en el minuto 8

“Se trata de una medida de movilidad social basada en el ingreso. Fundamentalmente es como preguntar: ¿Los padres ricos tienen hijos ricos y los padres pobres tienen hijos pobres o acaso no hay una relación entre estos dos? Y en el extremo más dispar, el ingreso del padre es mucho más importante, en el Reino Unido, en Estados Unidos… Y en países Escandinavos, el ingreso del padre es mucho menos importante. Hay más movilidad social. Como nos gusta decir; y sé que hay muchos estadounidenses entre el público hoy, si los estadounidenses quieren vivir «El sueño Americano», deberían mudarse a Dinamarca.”

Entiendo que no tiene mucho sentido el tipo de debate abierto en el programa de tv del que hablaba antes. Puede que la raíz de ello esté en la creencia de que Estados Unidos tiene un fundamento emprendedor en la generación de riqueza y, por tanto, esa tenga que ser la solución para el resto del mundo. Pero si luego no tiene la capacidad de facilitar la movilidad social ¿de qué sirve?

Aunque es interesante revisar los datos del GEM (Global Entrepeneurship Monitor). En la página 41 del informe se compara la percepción del individuo de distintos países de la facilidad de iniciar un negocio en su país. Estados Unidos está a un nivel medio. En las 5 primeras posiciones están 3 países del norte de Europa.

Como opción individual, promuevo el emprendimiento empresarial como un medio para mejorar la calidad de vida de cada uno. Pero como miembro de una comunidad abogo por las políticas que favorecen la igualdad de oportunidades y la reducción de las desigualdades. Incluso puedo defender esta postura egoístamente, me interesa el bienestar de mi entorno para poder entonces desarrollar mejor mi actividad.

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