Miguel Carrero
En este comic se pueden ver algunos detalles que pasan desapercibidos sobre los que nos facilita o no progresar en la vida. De forma esquemática, nos plantea dos situaciones vitales que llevan, en último término, a poner en cuestión la meritocracia.
Aunque la define el diccionario como sistema de gobierno en que los puestos de responsabilidad se adjudican en función de méritos personales, el uso común del término está unido a la idea de que cualquier persona puede llegar a una posición social superior si se lo propone. La movilidad social es como se conoce a los movimientos o desplazamientos que efectúan, desde los individuos hasta los grupos sociales, dentro de un sistema socioeconómico. Es decir, la meritocracia defiende que el individuo por si mismo puede manejar su movilidad social a puestos superiores socioeconómicamente hablando.
Podemos distinguir dos tipos de esferas en las que el individuo se desenvuelve, una individual y otra social. Esta distinción genera desarrollos ideológicos que nos hacen tener creencias concretas en cuanto a cuál de las dos esferas es más importante.
Pero la esfera social tiene un peso significativo en las circunstancias del individuo. Hay una serie de factores que determinan el índice de movilidad social, entre ellos el que más influencia tiene es la desigualdad. Tal como muestra el comic, distintas condiciones de vivienda, alimentación, salubridad, acceso a formación y apoyo nos colocan en distintas posiciones y, por tanto, se genera desigualdad. Es decir, cuanta mayor sea la desigualdad entonces más difícil es la movilidad social.
“La meritocracia solamente sucede cuando se nace con igualdad de oportunidades. Y hoy no puede haber meritocracia en el mundo porque no hay las mismas oportunidades de arranque”
Facundo Manes. Neurocientífico y político.
Por mucho que oigamos hablar de meritocracia (o capacidad de movilidad social) para que realmente se pueda dar tiene que haber unas condiciones iniciales. Probablemente no se consigan unas condiciones tales literalmente, pero si que podemos mejorar la situación de partida.
Como favorecer la movilidad social
A nivel social, reduciendo la desigualdad:
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Con políticas redistributivas (por ejemplo, con políticas fiscales progresivas)
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Con educación pública de alta calidad.
A nivel individual:
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Ser conscientes de las dificultades de partida. Esto nos da una visión del esfuerzo que tenemos que poner, lo que nos hará más soportable el proceso.
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La preparación, tanto en conocimientos como en actitud. Durante siglos se ha dirigido la formación exclusivamente a la obtención de conocimientos, pero desde hace unas décadas se pone énfasis en la educación emocional. Los puestos de liderazgo pueden venir derivados de éxitos en tareas concretas, pero igual o más importante es, por ejemplo, saber relacionarse. Y aunque la educación pública puede ayudar bastante en estas áreas, hoy está al alcance de la mano mucha formación específica en áreas muy concretas.
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Crear o formar parte de grupos, comunidades que nos hagan conocer casos de éxito para aprender de ellos. Y que nos faciliten apoyo emocional.
Es también importante entender que el concepto que tenemos del desarrollo de una actividad propia no es el mismo que hace unas décadas. Factores como inversión inicial ya no son determinantes y hay multitud de oportunidades generadas por el desarrollo tecnológico. Otra ventaja es la facilidad creciente de poder compaginar ambos tipos de actividad. Una actividad propia puede darnos más oportunidades que un trabajo.
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